En Remanente Mag, escribir para Cristo no es simplemente un deber o una tarea más. Es un privilegio sagrado, un llamado divino que nos permite ser parte de Su obra en el mundo. Cuando el Espíritu Santo guía nuestra pluma, nos encontramos no solo compartiendo palabras humanas, sino proclamando las verdades eternas de Dios.

El Privilegio de Ser Sus Testigos

Jesús nos dejó una comisión clara: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Ser sus testigos es una misión de gran honor, y la escritura se convierte en un medio poderoso para cumplir ese mandato. A través de las palabras, podemos alcanzar a personas en lugares lejanos, en momentos donde nuestra voz no puede llegar, y en situaciones que desconocemos.

Pablo mismo utilizó la escritura como herramienta para enseñar y corregir a las iglesias. Sus epístolas han perdurado a lo largo de los siglos, recordándonos que lo que escribimos para Cristo tiene un impacto eterno. Como dice 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Nuestra escritura también debe ser guiada por el Espíritu para instruir, edificar y corregir en la fe.

Un Acto de Adoración

Escribir sobre Cristo y para Su gloria es más que una acción intelectual. Es un acto de adoración. Así como David compuso salmos para alabar a Dios, nosotros escribimos con el corazón lleno de reverencia y gratitud. Cada palabra que ponemos en la página es una ofrenda al Señor, un reflejo de nuestra devoción y amor por Él.

El Salmo 45:1 expresa esta idea perfectamente: “Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero”. Cuando nuestras palabras son escritas con un corazón rendido a Dios, se convierten en una forma de alabanza que no solo agrada a Dios, sino que también edifica a Su pueblo.

Impacto en la Vida de los Creyentes

Escribir para Cristo no solo impacta nuestra relación personal con Él, sino que también puede cambiar la vida de otros. Las Escrituras nos enseñan el poder de las palabras: “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla” (Proverbios 18:21). Como autores cristianos, debemos tener en cuenta que nuestras palabras pueden ser instrumentos de vida, capaces de llevar esperanza, consuelo y dirección a aquellos que lo necesitan.

En tiempos de angustia, las palabras de consuelo basadas en la verdad de Dios pueden dar aliento al alma cansada. En momentos de duda, nuestras palabras pueden proporcionar claridad y firmeza en la fe. Cada artículo, cada reflexión, tiene el potencial de ser una luz que ilumine el camino de alguien que está buscando a Dios. Como dice Isaías 50:4: “El Señor me ha dado lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; me despertará mañana tras mañana, me despertará el oído para que oiga como los sabios”.

Un Ministerio con Responsabilidad

Con este privilegio también viene una gran responsabilidad. Santiago 3:1 nos advierte: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”. Los que enseñan y proclaman la Palabra, ya sea a través de la escritura o del púlpito, deben hacerlo con seriedad y cuidado, sabiendo que sus palabras tienen consecuencias eternas.

Por eso, en Remanente Mag buscamos mantener los más altos estándares de fidelidad bíblica, integridad y amor por la verdad. No publicamos por la cantidad o por cumplir con una rutina; publicamos porque entendemos que lo que escribimos puede impactar vidas y glorificar a Dios. Cada autor debe sentir la misma responsabilidad al compartir un mensaje alineado con la verdad de las Escrituras.

La Humildad de Ser Usados por Dios

Escribir para Cristo también nos recuerda nuestra total dependencia de Él. Sin Su gracia, sin Su dirección, nuestras palabras serían vacías y sin poder. Como dice 1 Corintios 3:7: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”. No escribimos confiando en nuestra propia habilidad, sino confiando en que Dios tomará nuestras palabras y las usará para Sus propósitos gloriosos.

El apóstol Pablo expresó esta humildad en 2 Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. Escribir es una labor que nos mantiene conscientes de nuestra fragilidad, pero también de la grandeza de Dios, quien usa nuestras limitadas capacidades para manifestar Su gloria.

El Impacto de las Palabras de los Autores Inspirados por el Espíritu Santo, Basado en las Escrituras

Finalmente, escribir para Cristo es un recordatorio de que nuestras palabras, inspiradas por el Espíritu Santo y basadas en las Escrituras, tienen un impacto eterno. Los escritos de los primeros padres de la iglesia, los sermones de los grandes reformadores y los devocionales de los autores cristianos de todas las épocas han influenciado generaciones, y lo seguirán haciendo. Cuando escribimos para Cristo, no solo estamos hablando al presente, sino también a las futuras generaciones.

El Salmo 102:18 nos dice: “Esto se escribirá para la generación venidera; y el pueblo que ha de ser creado alabará al Señor”. De igual manera, nuestras palabras pueden trascender el tiempo, tocando corazones mucho después de que hayamos partido.

Escribir para Cristo es un privilegio inmenso. Es un llamado a servir, a enseñar, a consolar y a exaltar Su nombre a través de la escritura. En cada palabra, en cada línea, recordamos que estamos participando en algo mucho más grande que nosotros mismos: estamos contribuyendo al avance del Reino de Dios. Y eso, queridos hermanos, es un privilegio que debemos llevar con humildad, gratitud y reverencia.