Skip to main content

A lo largo de mi caminar con Cristo, he experimentado las distintas formas en que Dios responde
a mis oraciones. Aunque a veces puede parecer que no lo hace, su Palabra nos asegura que
siempre responde cuando clamamos a Él. Sin embargo, a menudo no comprendemos cómo nos
responde. Primero, debes saber que Dios generalmente responde a través de su Palabra. Como
dice 2 Timoteo 3:16-17 (Reina-Valera 1960): “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Además, Dios puede hablarnos mediante
circunstancias, señales, o personas que coloca en nuestras vidas, como lo hizo al guiar al pueblo
de Israel a través de Moisés, aunque en muchas ocasiones no escuchaban. Hoy en día, sucede lo
mismo: Dios nos habla de diversas maneras y con distintas respuestas.

A veces, Dios dice “sí” a nuestras oraciones, pero ¿cómo sabemos cuándo es así? Dios responde
afirmativamente cuando la petición, el tiempo, y la persona están alineados con su voluntad,
porque nunca dirá “sí” si lo que pedimos va en contra de su Palabra. Es común pensar que Dios
no nos ama si no obtenemos lo que deseamos, pero como dice Lucas 11:11-13 (NTV):

“Ustedes,los que son padres, si sus hijos les piden un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo
pidan”.

Dios nos ama y responde cuando es el momento adecuado y en sintonía con su Palabra.

Otras veces, Dios nos dice “no”, y aunque pueda desalentarnos, como suele hacernos creer el
enemigo, hay razones importantes detrás de ese “no”. Igual que cuando éramos niños y
entendíamos que nuestros padres nos negaran algo por nuestro bien, ahora a veces no
comprendemos por qué Dios nos dice “no”. Pero Él lo hace por razones que a menudo no
comprendemos y no debe darnos una explicación. Es su forma de cuidarnos, y aunque no lo
entendamos en el momento, es para nuestro beneficio.

En ocasiones, Dios nos dice “espera”, y es una de las respuestas que personalmente me encantan,
no porque me encante esperar o sea la persona más paciente del mundo, sino porque es en es
proceso de espera que Dios hace cosas asombrosas. Un ejemplo de ello es José, el joven soñador,
esperó 13 años en la esclavitud y la cárcel antes de convertirse en el segundo al mando en Egipto
(Génesis 41:46). Durante ese tiempo, Dios trabajó en su carácter, preparándolo para ser un líder
sabio y un buen administrador. De igual manera, Dios me ha pedido esperar en varias ocasiones,
una de ellas, cuando tuve que esperar por 7 años para ingresar a una universidad. No entendía por
qué otros lograban sus metas fácilmente mientras yo no, pero cuando Dios finalmente dijo “sí”,
comprendí que necesitaba madurar para cumplir su propósito.

Si hoy Dios te dice “espera”, no te desesperes, no te rindas que Dios no se ha retrasado, tampoco
te ha dicho no, solo que eso que te espera detras de la espera es demasiado bueno para ti, pero n
es bueno para ti ahora, quizás hoy no lo entiendas, en el futuro mirarás atrás y verás la bondad
de Dios en todo.

Por último, a veces Dios guarda silencio, y esta puede ser una de las respuestas más dolorosas.
En esos momentos, es fácil sentirse confundido y vulnerable a las dudas que el enemigo siembra,
pero es cuando más necesitamos mantenernos firmes. El silencio de Dios no es un abandono; es una invitación a buscarlo más, a crecer y a confiar en Él. Así como un maestro guarda silencio durante un examen, Dios también lo hace durante nuestras pruebas, esperando que superemos esos desafíos con la fe puesta en Él.

Finalmente, recuerda que aunque Jesús aparentemente tardó en llegar cuando Lázaro murió (Juan
11), no lo hizo porque ignorara el dolor de Marta y María, sino para que su poder se manifestara
en el momento perfecto. De igual manera, Dios no ignora tu dolor o tus luchas, y en su tiempo,
abrirá los cielos a tu favor.

  • Yeni Cifuentes

    Comunicadora Social y Periodista, amante de la fotografía y la creación de contenidos audiovisuales. Nació en el municipio de Florencia Caquetá - Colombia, el 22 de enero de 1992, en el seno de una familia campesina, religiosa pero no conocedora de la fe en Cristo. A la edad de 14 años acepta a Cristo en su corazón y a partir de ese día de septiembre de 2006 inicia su caminar con Dios.

    Ver todas las entradas

Un comentario

  • Excelente! Es interesante también cómo describes las diferentes formas en que Dios puede responder: con un “sí”, un “no”, un “espera” o incluso con silencio. Cada una de estas respuestas tiene un propósito y una lección detrás. La paciencia y la confianza en Dios durante los tiempos de espera y silencio son cruciales. Como en el caso de José, el tiempo de espera puede ser un período de preparación y crecimiento que nos prepara para lo que Dios tiene planeado para nosotros.

    Dios te bendiga!

Deja un comentario