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Creo que en algún momento de nuestras vidas, todos hemos llegado a tener una relación de
noviazgo que nos destruyó. Puede que te haya afectado en el área emocional, físico o
espiritual, pero no me dejaras mentir que el noviazgo en su mayoría pasa a ser todo menos un
tiempo donde se busque edificar y vivir conforme a los principios bíblicos.

En la Biblia no se menciona el noviazgo explícitamente, pero esta relación no es una etapa
para experimentar, tener relaciones sexuales y múltiples parejas. Para aquellos que hemos
decidido amar a Dios y seguirle, el noviazgo debe ser una etapa con propósito, que glorifique
a Dios, nos edifique a nosotros y a quienes nos rodean.

Con este preámbulo citó a Tim Keller, pastor y teólogo estadounidense, quien expresó:

“Elnoviazgo debe ser una búsqueda intencional de una relación con propósito. No se trata de entretenimiento o experimentación, sino de discernir si la otra persona es alguien conquien podemos compartir un pacto de amor para toda la vida”.

Dios ha sido muy tajante con enseñarnos a través de su palabra sobre el amor y como
debemos de amar. Si no sabemos amarlo a Él primero, no sabremos amarnos a nosotros
mismos y por ende a otras personas. Su palabra dice: “Amarás, pues, al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.”
Marcos 12:30–31. (RVR1960)

Por eso, hoy quiero compartirte 4 aspectos que a mi parecer son relevantes cuando decidimos
tener una relación de noviazgo que glorifique a Dios.

Noviazgo fundamentado en el amor de Dios.

“Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado.”

Juan 15:12 (NVI)

Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para santificarla. De la misma manera, nuestro
noviazgo debería ser un reflejo de ese amor sacrificial. No estamos en una relación
simplemente para recibir, sino para dar, para construir y para servir al otro, siempre en el
marco de la santidad y la pureza.

Es vital que nuestras relaciones se fundamenten en el amor ágape, que se da sin esperar nada
a cambio. Este tipo de amor no es común ni natural en nuestra sociedad, pero es el que Dios
nos llama a vivir. Un noviazgo centrado en el amor de Dios será testimonio poderoso
para otros, mostrando que es posible amar con integridad y pureza en un mundo que ha
distorsionado el significado del amor.

La Biblia también nos habla de otros dos tipos de amor: el Fileo (amor fraternal) y el Eros
(amor de pareja). Dentro de un noviazgo, el amor fileo es correcto. Este amor fraterno,
incluyendo amistad y afecto. Es querer, apoyar, soportar a alguien. Es lo que uno siente hacia
una persona por amistad, similitudes, gustos. Amor de familia, hermanos, hijos. La palabra de
Dios dice: “Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose
mutuamente.” Romanos 12:10 (NVI)

Por el contrario, un noviazgo no puede tener como base el amor eros (amor de pareja). Este
amor debe darse dentro del matrimonio ya que es el romántico, el que desea y que busca
satisfacción sexual.

Muchas relaciones de noviazgo practican este tipo de amor, aún dentro del ámbito cristiano;
pero Dios no lo pensó para la relación de noviazgo y es ahí, donde la inmoralidad sexual trae
graves consecuencias espirituales, emocionales y físicas.

Noviazgo fundamentado en Dios.

“Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican.” Salmos 127:1
(RVR1960)
Un noviazgo que busca edificar y no destruir debe estar fundamentado en Cristo. Esto
significa que ambas partes deben compartir la misma fe y comprometerse a buscar a Dios
juntos en oración, estudio de la Biblia y asistencia a la iglesia. Cuando Dios es el centro, Él
provee la sabiduría y la gracia necesaria para navegar los desafíos del noviazgo.
Henry Cloud, autor del libro “Boundaries in dating” expresó: “El noviazgo debe ser un
tiempo de crecimiento y desarrollo personal y espiritual, donde ambos se esfuerzan por
mantener sus corazones alineados con los principios de Dios”.

Noviazgo en el temor de Dios.

“El temor del SEÑOR conduce a la vida; da seguridad y protección contra cualquier daño.”
Proverbios 19:23 (NTV)
La palabra temor es traducción del hebreo yirá que significa temor reverente, santo, que
advierte, previene y preserva del peligro. En esta instancia, el temor quiere decir respeto,
reverencia, admiración, sumisión y obediencia a Dios. Nuestra vida debe ser regida por este
temor y más aún en una relación de noviazgo.

Al no tener temor de Dios, nos inclinamos hacia el pecado y es fácil ceder a la tentación. Hay
estudios que revelan que el 40% de las relaciones de noviazgo jóvenes enfrentan probemas
relacionados con el consumo de pornografía, y un 30% experimentan algún tipo de violencia
física o emocional.

Estas cifras alarmantes muestran una realidad que a menudo se pasa por alto; el noviazgo
puede ser una relación que edifica o destruye emocional, mental y físicamente. El apóstol
Pablo fue muy claro cuando dijo en 1 Corintios 6:18-20 (NVI): “Huyan de la inmoralidad
sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero
el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que
su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte
de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto,
glorifiquen con su cuerpo a Dios.”

Caminar en el temor de Dios es como un mecanismo de defensa que nos sensibiliza para
alejarnos de situaciones, personas, instituciones y prácticas pecaminosas. Es como un seguro
que actúa como protección contra el pecado, nos aleja de los malos caminos, nos direcciona
hacia una vida recta, justa y sabia, lo cual nos libera de los efectos perjudiciales, el
sufrimiento y la pena que acarrea la inmoralidad sexual.
Cito a Paul Washer, pastor bautista y escritor estadounidense, quien dijo: “ El temor de
Dios es el cimiento sobre el cual se edifica un noviazgo piadoso. Es ese respeto reverente
por su santidad lo que protege la pureza y el propósito en la relación”.

Noviazgo que camina en pureza.

“La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual.”
1 Tesalonicenses 4:3 (NVI)
Este pasaje nos exhorta a que nos abstengamos de la inmoralidad sexual y que cada uno sepa
controlar su cuerpo en santidad y honor. La pureza sexual es un tema delicado pero crucial en
el noviazgo cristino. Practicar la pureza no solo en lo físico, sino también en lo emocional y
espiritual, es vital para que la relación edifique en lugar de destruir.

Dios nos llama a la pureza en todas las áreas de nuestra vida y en un noviazgo es vital; pues
en un mundo saturado de mensajes que promueven la gratificación instantánea, guardar la
pureza en el noviazgo es un acto contracultural y una expresión de amor verdadero hacia
Dios, nuestra pareja y nosotros mismos.

Termino con esta frase: “La verdadera pureza no es solo evitar el pecado, sino buscar la
santidad en todas las áreas de nuestra vida.”
Elisabeth Elliot, misionera y oradora
cristiana.

Si estás en un noviazgo y te das cuenta de que no estás honrando a Dios en tu relación, es
tiempo de reflexionar, arrepentirse y buscar su perdón. 1 Juan 1:9 nos dice que si
confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda
maldad.

Recuerda que el noviazgo puede destruir, pero el que edifica es aquel que busca glorificar a
Dios en todo momento. Es posible tener un noviazgo que agrade a Dios; no será fácil, pero a
través del Espíritu Santo y la oración, tú y tu pareja podrán hacer frente a cualquier problema
mientras tengan bien en claro a dónde quieren llegar… ¡El matrimonio! Pero este será otro
tema.

  • Victoria Sánchez

    Victoria Saraí Sánchez Garza, tiene 33 años y es Lic. en Ciencias de la Comunicación con acentuación en Periodismo por la UANL. Esta casada y es mamá de dos bebés varones.

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