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Con cuanta facilidad decimos que Dios es poderoso y puede hacer el milagro que necesitamos, profesamos creer en que Dios suplirá para nuestras necesidades, que Dios nos cuidará, nos sanará y que él tendrá el control de las cosas a nuestro favor.

Pero, ¿qué sucede cuando no es así?

Quiero llamar tu atención a un pasaje de la biblia, en el libro de Daniel, capitulo 3, donde encontramos a un rey; Nabucodonosor, quien, en su nación, era la más alta autoridad, creando así en él, una personalidad llena de ego, y superioridad ante los demás. Era tanta su estima por si mismo, que mandó a fabricar una estatua con su imagen, y no solo bastó con que todo aquel que pasara por el reino viera su estatua, sino que ordenó que todos sin excepción, se inclinasen ante ella al sonar la orquesta del reino.

Ante este mandato, encontramos tres jóvenes, que rotundamente se negaban a inclinarse a su estatua. Inmediatamente son acusados ante el rey por desobedecer su mandato, ante lo cual el rey enfurece y les manda a llamar diciéndoles: ”¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?” (Daniel 3:14) y les da una segunda oportunidad para hacerlo antes de que suene la orquesta real, acompañada de una amenaza; si ellos seguían sin obedecer, serían arrojados a un gran horno de fuego.

Los jóvenes no dudaron en responder que no lo harían, ni siquiera tuvieron que pensarlo o esperar a que sonaran los instrumentos, ya habían tomado la decisión de honrar a su Dios y no inclinarse ante una estatua. Su respuesta y sus actos no eran por mera rebeldía o desobediencia ante el rey. Era un acto puro de fidelidad a Dios. La respuesta de estos jóvenes fue:

“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” Daniel 3:17-18 RVR196


Ante esta decisión tan firme podemos rescatar 3 puntos esenciales de los cuales te quiero hablar:

La firmeza de su fe.

Ellos eran judíos, procedentes de la ciudad de Jerusalén, quienes habían sido llevados cautivos a Babilonia con el objetivo de ser adiestrados para hacer trabajos en el reino, a quienes les cambiaron sus nombres, su forma de vestir, su hogar, y todo su contexto. Pero lo único que no pudieron cambiar, era su fe en Dios, y esa fidelidad que tenían hacia Él, pues en ningún momento hicieron algo que no le agradara, aun estando en una ciudad extraña, con costumbres diferentes y otros dioses, ellos no se amoldaron a ese contexto en el que fueron llevados a vivir. Así mismo, nosotros no debemos amoldarnos a este mundo y sus actos de maldad, aunque la familia o los amigos nos presionen, debemos permanecer firmes, en nuestra fe y honrar a Dios.

Creyeron en el poder de Dios para salvarles.

Reconocieron que Dios era mayor que el rey y que cualquier otro. No dudaron ni por un segundo que Dios podría librarles de la mano y el castigo del rey. Porque conocían a aquel en quien creían. ¿Tú realmente le conoces? ¿Realmente crees en su poder?

Aceptaron la soberanía de Dios.

Al decir “y si no” ellos entendían, que no podían asumir que Dios actuara según lo que ellos quisieran, sin duda tenían fe, pero eran consientes de que Dios podía tener otros planes para sus vidas. Probablemente este ultimo punto es el más difícil de entender y adoptarlo en nuestras vidas, entender y aceptar que Dios es quien tiene la última palabra, a pesar de que el resultado no sea de nuestro agrado. Lo cual me lleva a recordar una pregunta que me compartía hace tiempo una amiga pastora: “Amamos a Dios por lo que hace, pero, cuando no lo hace, ¿le seguimos amando por quién es?

Dios podía evitar que pasaran por el horno de fuego, con un simple soplo de aliento pudo haber apagado las llamas, con una sola palabra pudo haber hecho que el rey los dejara tranquilos, sin embargo, no lo hizo, porque tenía un propósito.

Continuando con la historia, podemos leer como son atados y lanzados estos tres jóvenes al horno de fuego calentado siete veces más de lo normal. Aquellos soldados que se encargaron de lanzarlos fueron alcanzados por las llamas y consumidos por aquel calor. Todo el reino se encontraba atento ante aquel acontecimiento junto con el rey. Un momento después, el rey se muestra sorprendido por aquella imagen tan extraña que está presenciando, pues se podía ver como ellos se paseaban por el horno sin ataduras ni daño alguno.

Acto seguido los manda llamar, y bendice el nombre del señor: “Bendito sea el Dios de ellos…” y ordenó que todos le respetaran. Vemos como este horno que ellos tuvieron que atravesar era solamente el instrumento para que el rey reconociera el poder de Dios y que su nombre fuera glorificado. Así mismo, todas las pruebas por las que tú has tenido que pasar, llevan un propósito para tu vida, o para la de aquellos que te rodean.

Lo más bello, y mi parte favorita de este relato, es que cuando ellos se encontraron entre las llamas, no estuvieron solos. En el verso 24 de Daniel 3, el rey nos deja saber que hay una cuarta persona paseándose por el horno, y la describe como “semejante a hijo de los dioses” dando a entender que era un ser divino, no humano. Dios tuvo especial cuidado de sus hijos y los acompañó.

Porque Dios, o nos libra de las tribulaciones y pruebas, o está a nuestro lado cuando las atravesamos. Y así, como nos da su compañía, nos da paz. Por esto mismo es que el Rey no vio a tres jóvenes gritando pidiendo ayuda, o asustados; ellos estaban experimentando una paz inexplicable aún en medio de las llamas, esa paz que solamente Dios nos puede dar. La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:6).

¿Dónde estaba Dios cuando fueron arrojados al fuego? Estuvo ahí con ellos. ¿Dónde está Dios en medio de tus luchas? Él está ahí contigo. El mismo Dios que protegió a Mesac, Sadrac y Abed- nego; es el mismo Dios que te protege hoy, es el mismo Dios que te acompaña cuando atraviesas momentos difíciles o de prueba. Y es quien tiene el control.

Hay luchas, pruebas y situaciones por las que vas a atravesar por defender tu fe, como los protagonistas de esta historia, y también habrá situaciones que pasarán para probar tu fe. Dio nunca nos prometió una vida perfecta y sin problemas, ni dificultades, al contrario, se nos advirtió que en este mundo tendríamos aflicción, pero así mismo, se nos dijo que confiáramos en él, porque él, venció al mundo y ha prometido darnos paz. (Juan 16:33)

Desconozco si en este momento estás pasando por un “horno de fuego” no sé qué es aquello que te esté atormentando o probando tu fe. Quizá sea la enfermedad propia o de algún ser querido, probablemente estés pasando por la perdida de alguien a quien amabas, problemas en tu familia, trabajo, o alguna otra circunstancia que agobie tu vida, no sé si estés experimentando el rechazo por parte de tu familia o amigos por seguir a Jesús, pero lo que sí sé, y puedes estar seguro, es que hay alguien que te acompaña y te dará la fuerza y la paz mientras pasas por esa situación.

Con esa misma seguridad, podemos decir, que hubo uno más entre las llamas, y habrá uno más a nuestro lado.

  • Melina Guevara

    Joven de 23 años apasionada por servir a Dios. Forma parte del liderazgo de jóvenes en su iglesia. Disfruta trabajar en el ministerio de la enseñanza, especialmente con niños. Estudiante de segundo semestre de Teología en el Seminario Metodista Juan Wesley por extensión. Creadora de contenido bíblico en redes sociales. Buscando inspirar a otros a encontrar su propósito en Cristo.

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6 Comments

  • Luisa Valdez dice:

    Un mensaje de esperanza, consuelo y paz para mí vida. Excelente mensaje de la PALABRA de DIOS, un ejemplo para fortalecer nuestra fe en el poder de Dios.
    Dios te siga bendiciendo y usando grandemente Melina.🙏

  • David dice:

    Muy buena reflexión para el día a día, muy bien fundamentada y explicada de una manera muy llamativa para el lector.

    Estaría excelente si publicarán más contenido hecho por ella.
    Dios los bendiga.

  • Teresa Pardo dice:

    Me encanta la manera en la que plasma el evangelio y lo lleva a algo práctico y fácil de compartir, aplicar y vivir. La frase “Porque Dios, o nos libra de las tribulaciones y pruebas, o está a nuestro lado cuando las atravesamos. Y así, como nos da su compañía, nos da paz. ” me marcó desde que la escuché predicarla y es tan real. Pidamos en oración que el Señor nos abra nuestro entendimiento, ojos y oídos espirituales para poderlo ver en todo momento. Dios siga usándote, Mely!

  • Johana Salazar dice:

    ¡Que hermoso es saber que Dios está siempre con nosotros! No importa la situación en la que estemos, que el Señor no pueda tomar el control y una vez más mostrarnos su fiel amor y misericordia, aveces pensamos que no está con nosotros en las tribulaciones, pero es cuando está más presente que nunca, gloria a Dios por eso!

  • Leslie dice:

    Me encanta el ver como la fidelidad de nuestro Dios permanece siempre fiel, y como está a nuestro lado intercediendo y cuidando de nosotros. Muchas gracias por compartir esta reflexión!

  • Jesus Guevara dice:

    Me encantó la frase “Porque Dios, o nos libra de las tribulaciones y pruebas, o está a nuestro lado cuando las atravesamos”, gracias por compartir esto que Dios puso en tu corazón Meli💜

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